lunes, 1 de noviembre de 2010

Nacionalismo: la inyección natal de mexicanidad.

La identidad cultural resumida en el concepto de cultura nacional, ha sido utilizada por la élite mexicana a través de la historia pos-hispánica como herramienta política de cohesión social y bajo la pretensión de unificación de la población mexicana (“el pueblo mexicano”). Habría que decir que se ha hecho bien el trabajo. Como extranjero percibo en la actualidad como se respira el nacionalismo en el aire territorial mexicano. Es tal vez, a mi juicio, el resultado de la accidentada historia social y política del país y los esfuerzos no menores de crear un marco romántico de simbolismo que se traduzca en identidad, en pertenencia. Desde afuera vemos claros los estereotipos de lo mexicano; en la literatura, el cine, la televisión, la música, el arte en general; pero es en la relación misma con los mexicanos, en su territorio, cuando dimensionamos el poder incrustado del nacionalismo. Se les nota incluso, sin darse cuenta, a quienes tienen una posición crítica frente a ese nacionalismo.

Ese esfuerzo unificante de la élite criolla (s.XIX), retomado por la élite revolucionaria (s.XX), parece ser mantenido ahora por la élite capitalista (s.XXI). La tarea ha sido ardua y continua. En la primera etapa se usó la religión, en la segunda el arte y en esta última la herramienta principal son los medios de comunicación, sobre todo la televisión. El caso es que la mexicanidad ha sido una construcción constante, con tropiezos y dificultades, pero decidida y sin interrupciones. Como observador externo puedo decir que la cultura nacional mexicana, impregnada de nacionalismo (muchas veces irreflexivo), se puede ver a leguas, incluso dentro del reconocimiento mismo de la gran diversidad de este país. El discurso parece haber calado muy bien. La inyección quedó bien puesta, la dosis parece ser reforzada cada vez que es necesario. Me atrevería a decir, con todo el respeto y amor que tengo por esta tierra y sus habitantes, que a los mexicanos el doctor al nacer no les da una palmadita en la cola sino que les aplica su inyección de nacionalismo.

Esa inyección natal de cultura nacional los acompaña por el resto de sus vidas, y produce cosas tan brillantes como tan contradictorias. Sólo nos basta rezarle a la Virgen de Guadalupe o pedirle a la Santa Muerte para que la inyección natal no se convierta en inyección fatal para una nación que no termina de construirse, y que a veces pareciera desperdiciar tan inmensa riqueza natural y cultural. La historia social nos permite entender como el acumulado de identidad cultural ha moldeado a esta nación a través de intereses y luchas por el poder; pero también nos deja claro, por fortuna, que más allá del arraigo de los símbolos y del peligro irracional de sentirse los mejores; todo está por construir. El mosaico cultural es ilimitado.

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El trabajo completo se puede leer dando clic aquí.Link

martes, 1 de junio de 2010

Antropología de la mentira

PSICOLOGÍA Y CULTURA

El ambiguo juego de la verdad en la vida sociocultural de los pueblos

"No todos los hombres pueden tener éxito:
la fecundidad de sus mentiras varía...."
E. M. Ciorán

4. Reflexiones finales: Una apuesta ética por la verdad.

Pensar en una antropología de la mentira nos lleva a reflexionar desde la filosofía (verdad, ética), desde los estudios religiosos (moral, honor), desde la psicología (aprendizaje, comportamiento). De esta manera, la antropología, como amalgama, nos permite adentrarnos en el estudio de este aspecto de la vida cotidiana en el que tantos aspectos confluyen.

¿Nacemos mentirosos o nos hacemos mentirosos? Desde el enfoque filosófico político de la tabula rasa de John Locke, podemos cargar toda responsabilidad a la sociedad. La antropología se lo cargaría a la cultura. Pero más allá de meternos a pelear con los enfoques biológicos (naturalistas), bien vale la pena cuestionarnos como agentes sociales responsables hasta que punto mi relación con la verdad y la mentira aporta o no a la construcción de un mundo más justo y más tranquilamente habitable. Es esta una reflexión que nos trae al campo de lo ético. ¿Qué tan coherentes somos con lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos? ¿Usaremos la mentira indiscriminadamente como herramienta de supervivencia y como instrumento de engaño para sacar provecho individual?

Son algunas de las reflexiones personales que nos deja el repaso por el estudio de la verdad y la mentira desde las tribunas de investigación académica. Hay mucha tela de donde cortar...

(LEER EL ENSAYO COMPLETO AQUÍ...)

jueves, 7 de enero de 2010

Voto nulo 2009: La apatía juvenil y la ingenua esperanza.

INTRODUCCIÓN

Este artículo pretende reflexionar sobre el fenómeno político del voto nulo y sus derivados en las elecciones del 5 julio de 2009 en México y específicamente abordar la interpretación de este hecho por parte de jóvenes estudiantes de la Facultad de Antropología de la Universidad Veracruzana en Xalapa (Veracruz, México). Sus prejuicios, reacciones, ideas, significados, acciones, actitudes, propuestas e indiferencias; analizados a través de una aproximación al concepto de cultura política y el significado de lo electoral dentro de su interpretación del concepto de democracia en México.

Me permito aproximar al tema desde una mirada antropológica, teniendo como contexto el análisis de la cultura política en México y la interpretación de los mexicanos del concepto de democracia, dentro de las dinámicas socio políticas históricas y contemporáneas que moldean su participación ciudadana. Tiene la antropología política mucho que aportar al estudio de las realidades y dinámicas políticas de México y el mundo.

(Ver texto completo del artículo aquí)

Presentado en el XX Congreso Nacional de Estudiantes en Ciencias Antropológicas (CONECA).
Mesa: Antropología política, económica y poder.
San Cristobal de las Casas, Chiapas. Agosto de 2010.
(Ver versión presentada en el congreso aquí)