Presentación sobre la propuesta de Clifford Geertz en su "Descripción densa", enfocada en su concepto de cultura y sus elementos epistemológicos para la antropología.
Antropología Social, Política, Economía, Ética y otras lejanas delicias... Pronto: Café...
miércoles, 25 de noviembre de 2009
domingo, 22 de noviembre de 2009
El crecimiento económico no va más, es hora del decrecimiento
(DECRECIMIENTO. PARTE 1)
Hay ideas que la humanidad ha ido superando: la Tierra es plana, somos el centro del universo, la sangre azul de la familia real, los negros no son humanos, el hombre es superior a la mujer, el homosexualismo es una enfermedad, entre muchas más. Hay otras ideas que siguen reinando pero que sabemos que tenemos que superar: el crecimiento económico es una de ellas. Sigue haciendo parte del imaginario colectivo, pero tarde ó temprano tendrá que pasarse a la lista de ideas superadas, mandadas a recoger. Nos resistimos bastante, es cierto, la inercia juega en contra; pero al final, por fortuna, la razón prima sobre la estupidez y las cosas adquieren su lugar en la historia, en el pasado, no en el presente.
Seguir midiendo el bienestar de la humanidad tomando como patrón el crecimiento económico no solamente va contra toda lógica sensata sino que es un acto casi demencial, un suicidio colectivo. Pensar que se puede crecer sin límites en un mundo con recursos limitados (por no decir escasos) es un error histórico que la humanidad tendrá que reconocer, ojala más temprano que tarde. Me explico: el indicador del Producto Interno Bruto (PIB) es precisamente eso, una medida del crecimiento sin límites, una formula acumulativa, un estándar matemático para medir nuestro derroche de materia y energía. El PIB, por consiguiente, va en contra de la sostenibilidad del planeta, de la viabilidad de la raza humana y todas las demás especies.
Pero entonces, ¿cómo explicarse que los economistas sigan usando el PIB como termómetro del bienestar y buen rumbo del planeta en términos económicos? Lo jodido del asunto es que no son sólo los economistas los que todavía siguen este paradigma del crecimiento, es casi toda la sociedad la que lo sigue, la mayoría sin darse cuenta, sin saberlo. Es parte de nuestra forma de vida, de nuestra cotidianidad, de nuestra cultura. La lógica del crecimiento no es algo abstracto y científico que está alejado del común de la gente, ya se insertó, a través de todas las fuerzas políticas y económicas, en la globalidad, en el sistema imperante. Hasta el más ortodoxo de los izquierdistas usa el PIB en sus disertaciones económicas contra el gobierno y argumenta como catastrófico para la sociedad que su país no crezca a ritmos más acelerados. Hasta las revistas anarquistas todavía lo tienen dentro de su temario económico. No tenemos que ser expertos en economía para saber que hay que vender más, y para vender más pues hay que producir más, esto hará crecer la economía y traerá bienestar. Esa es la lógica imperante, y de ella se derivan la demencia por el consumo y la poco racional idea de tener más, de acumular, de crecer, de salir adelante, de estar a la moda, de actualizarse tecnológicamente, de gastar y gastar. Claro, en esto juegan otros factores que han ido ayudando a que esta lógica se incruste en nuestra mente y nuestras emociones, el hacerlo parte de la cultura tiene ya de por medio los factores sociales y psicológicos que permitieron llegar al punto en el que estamos.
En resumen, la lógica del crecimiento es parte de nuestras vidas, pero su incompatibilidad con la supervivencia del planeta ya empieza a ser mostrada por algunos sectores de la población mundial. El deterioro ambiental y los consecuentes riesgos que trae el cambio climático ya no están en discusión, es consenso científico. Pero lo que sí está en discusión y debe ser parte del debate socio-político-económico es cómo lo vamos a enfrentar, por dónde encaminamos las posibles soluciones. Y es aquí donde se necesita un cambio de paradigma, una lógica distinta, nos toca cambiar el canal: tenemos que empezar a decrecer, es la única manera de enfrentar el problema de raíz. Es necesario consumir menos materia y gastar menos recursos, es imperativo dejar de producir por producir, de vender por vender. Los nuevos retos de la humanidad nos deparan nuevos paradigmas, nuevas lógicas, nuevos lenguajes, nuevas ideas: el decrecimiento es una de ellas, que más que una propuesta económica o social es una invitación a la sensatez y una demostración de la disposición humana de seguir habitando responsablemente este planeta.
Hay ideas que la humanidad ha ido superando: la Tierra es plana, somos el centro del universo, la sangre azul de la familia real, los negros no son humanos, el hombre es superior a la mujer, el homosexualismo es una enfermedad, entre muchas más. Hay otras ideas que siguen reinando pero que sabemos que tenemos que superar: el crecimiento económico es una de ellas. Sigue haciendo parte del imaginario colectivo, pero tarde ó temprano tendrá que pasarse a la lista de ideas superadas, mandadas a recoger. Nos resistimos bastante, es cierto, la inercia juega en contra; pero al final, por fortuna, la razón prima sobre la estupidez y las cosas adquieren su lugar en la historia, en el pasado, no en el presente.
Seguir midiendo el bienestar de la humanidad tomando como patrón el crecimiento económico no solamente va contra toda lógica sensata sino que es un acto casi demencial, un suicidio colectivo. Pensar que se puede crecer sin límites en un mundo con recursos limitados (por no decir escasos) es un error histórico que la humanidad tendrá que reconocer, ojala más temprano que tarde. Me explico: el indicador del Producto Interno Bruto (PIB) es precisamente eso, una medida del crecimiento sin límites, una formula acumulativa, un estándar matemático para medir nuestro derroche de materia y energía. El PIB, por consiguiente, va en contra de la sostenibilidad del planeta, de la viabilidad de la raza humana y todas las demás especies.
Pero entonces, ¿cómo explicarse que los economistas sigan usando el PIB como termómetro del bienestar y buen rumbo del planeta en términos económicos? Lo jodido del asunto es que no son sólo los economistas los que todavía siguen este paradigma del crecimiento, es casi toda la sociedad la que lo sigue, la mayoría sin darse cuenta, sin saberlo. Es parte de nuestra forma de vida, de nuestra cotidianidad, de nuestra cultura. La lógica del crecimiento no es algo abstracto y científico que está alejado del común de la gente, ya se insertó, a través de todas las fuerzas políticas y económicas, en la globalidad, en el sistema imperante. Hasta el más ortodoxo de los izquierdistas usa el PIB en sus disertaciones económicas contra el gobierno y argumenta como catastrófico para la sociedad que su país no crezca a ritmos más acelerados. Hasta las revistas anarquistas todavía lo tienen dentro de su temario económico. No tenemos que ser expertos en economía para saber que hay que vender más, y para vender más pues hay que producir más, esto hará crecer la economía y traerá bienestar. Esa es la lógica imperante, y de ella se derivan la demencia por el consumo y la poco racional idea de tener más, de acumular, de crecer, de salir adelante, de estar a la moda, de actualizarse tecnológicamente, de gastar y gastar. Claro, en esto juegan otros factores que han ido ayudando a que esta lógica se incruste en nuestra mente y nuestras emociones, el hacerlo parte de la cultura tiene ya de por medio los factores sociales y psicológicos que permitieron llegar al punto en el que estamos.
En resumen, la lógica del crecimiento es parte de nuestras vidas, pero su incompatibilidad con la supervivencia del planeta ya empieza a ser mostrada por algunos sectores de la población mundial. El deterioro ambiental y los consecuentes riesgos que trae el cambio climático ya no están en discusión, es consenso científico. Pero lo que sí está en discusión y debe ser parte del debate socio-político-económico es cómo lo vamos a enfrentar, por dónde encaminamos las posibles soluciones. Y es aquí donde se necesita un cambio de paradigma, una lógica distinta, nos toca cambiar el canal: tenemos que empezar a decrecer, es la única manera de enfrentar el problema de raíz. Es necesario consumir menos materia y gastar menos recursos, es imperativo dejar de producir por producir, de vender por vender. Los nuevos retos de la humanidad nos deparan nuevos paradigmas, nuevas lógicas, nuevos lenguajes, nuevas ideas: el decrecimiento es una de ellas, que más que una propuesta económica o social es una invitación a la sensatez y una demostración de la disposición humana de seguir habitando responsablemente este planeta.
Etiquetas:
Decrecimiento,
Economía
sábado, 7 de noviembre de 2009
El voto nulo en las elecciones México 2009
¿Triunfo de ingenuos o derrota a la esperanza?
Una invitación a la Antropología Política
Diego Fernando Porras Marulanda
Facultad de Antropología. Universidad Veracruzana.
Ponencia presentada en el marco del XVI Foro Estudiantil de Antropología.
Xalapa, Veracruz, México, noviembre 6 de 2009
INTRODUCCIÓN
Voy a dividir mi ponencia en tres partes; en la primera expondré de donde surge mi interés en el tema, en la segunda abordaré específicamente el caso de estudio con jóvenes estudiantes de la Facultad de Antropología de la Universidad Veracruzana (UV), y en el tercero dejaré algunas preguntas que surgen del análisis preliminar y que me sirven de invitación a la comunidad académica (maestros y estudiantes) de la Facultad para interesarse en áreas de investigación desde la Antropología Política.
El caso de estudio que presentaré en la segunda parte es en el que pretendo abordar la interpretación del voto nulo y sus derivados por parte de jóvenes estudiantes de la Facultad de Antropología de la Universidad Veracruzana en Xalapa (Veracruz, México) después de varios meses de las elecciones de julio 5 de 2009. Sus prejuicios, reacciones, ideas, significados, acciones, propuestas e indiferencias; analizados a través de una aproximación al concepto de cultura política y el significado de lo electoral dentro de su interpretación del concepto de democracia en México. Se trata de un trabajo en desarrollo por lo que en esta ponencia presentaré tan sólo un avance del estudio y conclusiones preliminares.
Al avanzar en el desarrollo de este trabajo, revisar el material, hacer entrevistas y revisar bibliografía que me permitan aproximarme al tema desde la Antropología, me encuentro con que se abren puertas para continuar el análisis de la cultura política en México y la interpretación de los mexicanos del concepto de democracia dentro de las dinámicas socio-políticas históricas y contemporáneas que moldean su participación ciudadana. Es cierto que estos temas no representan ninguna novedad y que seguramente están siendo abordados por trabajos académicos en diferentes instituciones, sin embargo, y aquí viene lo que tal vez sea el aporte más significativo de mi ponencia dentro de la temática que convoca a este Foro, la invitación radica en abordar estos temas desde una mirada antropológica, particularmente a través de la Antropología Política. Fue esto, sin duda, lo que me animó a participar en este espacio y presentar un avance de mi trabajo, y no esperar hasta el próximo año para ventilar esta propuesta. Tengo grandes sospechas de que la mirada antropológica tiene mucho que aportar al debate político desde lo académico, y más aún creo que dicho aporte podría estar generando una deuda que ojala desde esta Facultad pudiéramos empezar a pagar más pronto que tarde...
Presentación:
Una invitación a la Antropología Política
Diego Fernando Porras Marulanda
Facultad de Antropología. Universidad Veracruzana.
Ponencia presentada en el marco del XVI Foro Estudiantil de Antropología.
Xalapa, Veracruz, México, noviembre 6 de 2009
INTRODUCCIÓN
Voy a dividir mi ponencia en tres partes; en la primera expondré de donde surge mi interés en el tema, en la segunda abordaré específicamente el caso de estudio con jóvenes estudiantes de la Facultad de Antropología de la Universidad Veracruzana (UV), y en el tercero dejaré algunas preguntas que surgen del análisis preliminar y que me sirven de invitación a la comunidad académica (maestros y estudiantes) de la Facultad para interesarse en áreas de investigación desde la Antropología Política.
El caso de estudio que presentaré en la segunda parte es en el que pretendo abordar la interpretación del voto nulo y sus derivados por parte de jóvenes estudiantes de la Facultad de Antropología de la Universidad Veracruzana en Xalapa (Veracruz, México) después de varios meses de las elecciones de julio 5 de 2009. Sus prejuicios, reacciones, ideas, significados, acciones, propuestas e indiferencias; analizados a través de una aproximación al concepto de cultura política y el significado de lo electoral dentro de su interpretación del concepto de democracia en México. Se trata de un trabajo en desarrollo por lo que en esta ponencia presentaré tan sólo un avance del estudio y conclusiones preliminares.
Al avanzar en el desarrollo de este trabajo, revisar el material, hacer entrevistas y revisar bibliografía que me permitan aproximarme al tema desde la Antropología, me encuentro con que se abren puertas para continuar el análisis de la cultura política en México y la interpretación de los mexicanos del concepto de democracia dentro de las dinámicas socio-políticas históricas y contemporáneas que moldean su participación ciudadana. Es cierto que estos temas no representan ninguna novedad y que seguramente están siendo abordados por trabajos académicos en diferentes instituciones, sin embargo, y aquí viene lo que tal vez sea el aporte más significativo de mi ponencia dentro de la temática que convoca a este Foro, la invitación radica en abordar estos temas desde una mirada antropológica, particularmente a través de la Antropología Política. Fue esto, sin duda, lo que me animó a participar en este espacio y presentar un avance de mi trabajo, y no esperar hasta el próximo año para ventilar esta propuesta. Tengo grandes sospechas de que la mirada antropológica tiene mucho que aportar al debate político desde lo académico, y más aún creo que dicho aporte podría estar generando una deuda que ojala desde esta Facultad pudiéramos empezar a pagar más pronto que tarde...
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